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Cibercultura y nuevos paraísos de identidad e interacción social

Juan Manuel Ortega Partida

Profesor de Tiempo Completo de la Escuela Preparatoria 7,
Universidad de Guadalajara
Desarrollamos cibercultura cuando reorganizamos y renovamos nuestras
propias formas de entender y relacionarnos con el conocimiento,
con la información y la comunicación.
J. González

Resumen

La cultura, como producto social, se caracteriza por ser diversa y dinámica, esto es, no es única y no es estática, es conservada por amplios sectores económicos, políticos y sociales, dentro de sus contextos y delimitaciones geográficas. Dentro de sus elementos como objeto de estudio, se identifican los valores, las normas, las creencias, los símbolos, el lenguaje y la tecnología, siendo este último los tipos de conocimientos y habilidades que se aplican en una disciplina para mejorar procedimientos en la producción de bienes y servicios, dentro de los que se incluyen a las grandes revoluciones tecnológicas.

El ser humano digital tiene que ver con nuestro patrimonio y nuestras identidades culturales, con la exigencia de universalidad o de pensamiento globalocal, con las tendencias de lo evidenciado en las redes virulentas como lo más visto, sonado, consultado y compartido por individuos, pero también de colectivos o grupos sociales uniformados y deshomologados en el relativismo de la interacción social de lo fugaz. Como consumidores sociales de bienes culturales, en el vaivén de la cuestionada modernidad fluida.

Palabras clave: cultura, cibercultura, identidad, interacción social.


Introducción

El sociólogo Clifford Geertz establece que la cultura es un esquema históricamente trasmitido de significaciones, representadas en símbolos, un sistema de concepciones heredadas y expresadas en formas simbólicas por medio de las cuales los hombres comunican, perpetúan y desarrollan su conocimiento y sus actitudes frente a la vida (Geertz, 2003). La cultura no es una entidad, algo a lo que puedan atribuirse de manera causal acontecimientos sociales, modos de conducta, instituciones o procesos sociales; es un contexto dentro del cual pueden describirse todos esos fenómenos de manera inteligible, es decir, densa.

El término cultura es un concepto amplio que proviene del vocablo latino cultus, a su vez derivado de colere, es decir, “cuidar del campo y del ganado”, lo que hoy en día podríamos indicar como “cultivar”. El pensador romano Cicerón (siglo I, a. C.) empleó el término cultura animi, “cultivar el espíritu” para referirse metafóricamente al trabajo de hacer florecer la sabiduría humana.

Hans Gadamer plantea que la cultura es el ámbito de todo aquello que compartimos. Para él, el lenguaje existe en la medida en que es compartido, es un espacio de circulación de los sentidos, donde somos una conversación y por tanto podemos oírnos unos a otros (Gadamer, 2003). Somos lo que otros dicen que somos y lo que contamos a otros que somos, en síntesis, somos una conversación.

La cultura, desde esta perspectiva, puede entenderse mejor no como ejes de esquemas concretos de conducta, costumbres, tradiciones, conjuntos de hábitos, como ha ocurrido en general hasta ahora, sino como una serie de mecanismos de control, planes, recetas, fórmulas, reglas, instrucciones que gobiernan la conducta y el hombre, quien es precisamente el animal que más depende de estos mecanismos de control extragenéticos, que están fuera de su piel, para ordenar su conducta. Cada una de las culturas es un mundo, porque es a través de ella que este se construye, pues es la red de significados de la cultura lo que le da sentido; y en esta perspectiva está lo bueno y lo malo, como establecía Aristóteles, y la idea de vida buena, pues cuando una cultura se impone sobre la otra pretende imponer su idea buena o conducta socialmente valiosa o virtuosa.

El hombre crea, recrea, conserva y transforma, en su día a día, las condiciones y medios necesarios para vivir. Produce sus alimentos, sus sistemas de salud, de administración y cuidado de los recursos naturales y humanos con los que cuenta, conserva y regenera sus reservas de energía, del espacio geográfico, del agua y de la flora y fauna, pero también de sus instituciones sociales, de su organización normativa, ideológica y política.

En general, el ser humano crea cultura, esto es, el término se utiliza para referirse a las distintas manifestaciones del ser humano y, según algunas definiciones, todo lo que es creado por el humano es cultura. La cultura abarca aspectos como la religión, la moral, las artes, el protocolo, la ley, la historia y la economía de un determinado grupo (Mato, 2007).

La cibercultura surge por la entrada de la cibernética y la teoría de sistemas a una cultura con la vivencia del pensamiento complejo contemporáneo y supone una construcción de la vida a través de categorías y visiones emergentes. Se requiere por ello una reconfiguración de la sociedad contemporánea desde nuevos esquemas preconceptuales, que le dan una profundidad y proyección muy grandes. En la cibercultura se reconocen nuevas realidades que impulsan nuevos conceptos, en particular los que tienen que ver con las relaciones, con la información y en especial con el mundo digital.

La noción de cibercultura aún está en construcción. En realidad, no está claro si la cibercultura es una evolución de la cultura. Si la primera contiene a la segunda o viceversa, o es una nueva forma de categorizar la suma de conceptos, modos de pensar, actitudes y patrones de comportamientos de los individuos en su entorno social mediado por las tecnologías de la información (TI) y las tecnologías de la información y la comunicación (TIC). Lo que sí está claro es que las TI han generado una gran revolución en la manera de acceder, apropiarse y transmitir la información, generando nuevos desarrollos sociales, políticos y económicos, que es lo que el común de la gente interpreta como cibercultura.

La cibernética, a nivel sociológico, hace referencia a los sistemas que se regulan por sí mismos dentro de los más diversos campos del ser. Por ejemplo, el sistema nervioso de los seres vivientes o las instalaciones programadas de mando para plantas automáticas de producción.

Desde el punto de vista filosófico, la cibernética es la ciencia que estudia los sistemas de control, y especialmente de autocontrol, tanto en los organismos vivos como en las máquinas. El control no es sino el envío de mensajes que efectivamente cambian el comportamiento del sistema receptor.


La tecnología como entono cultural, encuentros y desencuentros

A finales de la década de 1980 las nuevas tecnologías (NT), las TIC y las TI comenzaron a influir notablemente en el ámbito de las interacciones sociales, generando grandes transformaciones en la sociedad, destacándose en los ámbitos laborales, intelectuales, educativos, comunicativos y recreativos.

Las TIC han causado diversas alteraciones culturales, creando una nueva sociedad, a la que se le antepone el prefijo ciber, enmarcada dentro del consumismo de la información y la revolución informática (electrónica, telecomunicaciones y autopistas de la información). A partir de la popularización de las TI y del desarrollo de las TIC se ha generado una sociedad (poscapitalista) cuya principal fuente de riqueza y principio de organización es la información.


¿En qué mundo vivimos?

El ser humano es un ser social, los individuos interactúan entre sí para hacer de la vida un sistema de reproducción de sus condiciones materiales y espirituales de existencia. Es un hecho que vivimos en sociedad, el mundo en el que vivimos a partir de los últimos 20 años ha cambiado radicalmente por medio de las tecnologías de la comunicación, de la información, del aprendizaje y del empoderamiento. Vivimos en un espacio, en un lugar y tiempo determinado, pero coincidimos en el ciberespacio a través de una red social, como un sistema abierto de interrelaciones (Aparici, 2010).

Aparece con ella un nuevo espacio virtual (invisible y artificial), donde todo puede ocurrir, donde nos movemos libremente, donde asumimos la personalidad que queramos, donde podemos ser y estar, donde no hay fronteras, y muchos donde más. Se trata del ciberespacio, un término utilizado por primera vez por William Gibson en su novela Neuromante. Es un lugar al que podemos acceder desde cualquier lugar del mundo real gracias a las telecomunicaciones y a la red de redes: internet.

Todos conectados a todas horas a la red. Los cambios y hábitos de estar en el mundo son un hecho concreto y presente en tanto interacción social, pero también son virtuales al pasar nuestro tiempo frente a pantallas; hemos pasado de la televisión a los dispositivos móviles (Núñez, 2019). El celular es un lugar de encuentro y desencuentro, de sabores y sinsabores que acrecientan nuestra identidad y refuerzan nuestros valores y grado de responsabilidad y compromiso (Yarto, 2010).

Para comprender este fenómeno global de la cibercultura se plantea en el ámbito de comunicación la noción de tecnocultura (Hernández, 2010). De acuerdo con esta noción, el ciberespacio es una instrumentación desde el cual pensamos y comunicamos las ideas de realidad que nos es común. Las redes sociales configuran una forma de alfabetización, la digital como una forma cultural de lo fácil, divertido y accesible. Es una forma de abordar las influencias e impactos que los medios de comunicación tienen en el actuar de las personas, esto es, de cómo las herramientas tecnológicas son propaganda y esquema de reflexión y decisión que marcan e influyen en la vida de las personas.

Por esta razón la tecnología se fusiona con la idea de cultura y genera un neologismo, la tecnocultura, a partir del cual se reflexiona acerca de los hábitos de consumo y producción de información, pero también de la carga emocional incluida (Etchevers, 2006) respecto de la información recibida, de la estética, de la idea de belleza y de fealdad, en general de nuestros deseos, anhelos, gustos, satisfacciones, miedos, angustias, convicciones y compromisos que nos unen como seres humanos.

Las principales actividades de la cibersociedad se desarrollan en el ciberespacio: foros en línea, transferencia electrónica de fondos, periódicos, correos y hogares electrónicos, combinación de múltiples medios, interactividad, realidad virtual, adquisición de conocimientos con libertad total para seleccionar contenidos, relaciones sociales, teletrabajo, telecompra, trabajo freelance, GSM, las tres e (e-learning, e-commerce, e-business), comunidades virtuales, telepresencia, llamadas telefónicas y una cantidad de cibercosas más.

Esta sociedad de la información ha sido producto de la implementación masiva de las TIC y está dando un poder incalculable a quienes las desarrollan. Algunos consideran que es una nueva forma de bonanza. Sistemas expertos, infografía (diseño y manipulación de imágenes a través de la computadora), fonomática (signos icónicos sonoros), aplicaciones CAD (diseño asistido por computadora), tecnología multimedia, software para el ocio, ofimática, diccionarios y enciclopedias en línea, trabajo colaborativo a través de la red y sexo virtual están generando grandes transformaciones sociales, políticas, económicas y culturales.

Otra característica de la cibercultura es que todos los dispositivos eléctricos y electrónicos hablan un mismo lenguaje: el digital. Esto ha hecho que múltiples dispositivos puedan integrarse en uno solo. Es a partir del momento en que todos se comunican con base en unos y ceros que es posible que, por ejemplo, un celular pueda transmitir voz e imagen, reproducir archivos de audio y video e ingresar a páginas web, transferir datos a la computadora, y enviar y recibir mensajes de texto con fotos integradas. Gracias a esa convergencia digital es que en un mismo aparato podemos ver televisión, escuchar radio, jugar y comunicarnos.

El lenguaje digital ya no es exclusivo de ingenieros electrónicos o de sistemas o de telecomunicaciones. Todos estamos inmersos en él. Ya es común hablar de redes de cable (CATV), REDSI, ADSL, CD-ROM, CD-RW, DVD, memorias flash USB, drive, nube, hipermedia, hipervínculos, hiperespacio, MUD (multi user dungeon/dimension), banda ancha, fibra óptica, telefonía IP, blogs, motores de búsqueda, web sites, infovías, palm, mp3, mp4, wav, midi y muchísimos términos más, a los que nos han llevado las TIC.


¿Cómo nuestros dispositivos electrónicos han cambiado nuestras vidas?

El ser humano es un ser en construcción. La sociedad educa como una práctica social para la vida, para la vida en sociedad, para reconocer al otro, para la democracia y para el desarrollo de actividades productivas. El papel de la escuela como un proceso formal de inducción, desarrollo y certificación de conocimiento y habilidades es parte de este compromiso social, por generar un mundo mejor.

El uso de dispositivos electrónicos, tabletas, celulares, pc, con internet, nos habla de un mundo hiperconectado, por esta razón nos preguntamos de qué modo esas tecnologías están modificando nuestra forma de percibir el mundo, el espacio, el territorio, nuestra relación con otros seres humanos, pero también, con nuestros compañeros de vida, los animales.

Son cada vez más los que afirman que la tecnología es el aseguramiento de una carretera, hacia la realización completa del ser humano. Sin embargo, en el mundo donde hay ricos, pero también pobres en tecnología, en conectividad y en el aseguramiento de la realización completa del ser humano (Yehya, 2008), este noble propósito, anhelo social de la historia de la humanidad nos lleva a la conclusión de percibir a “la utopía como un mundo en sí mismo” de seres humanos que luchan valientemente por una vida buena (Munford, 2015, p. 23).

La cibercultura es considerada como la cultura del ordenador. Según Derrick de Kerkhove, es donde se ha configurado un lenguaje universal: el digital. La cibercultura se puede apreciar desde tres puntos de vista:

  1. Interactividad, que es la relación entre la persona y el entorno digital definido por el hardware que los conecta a los dos.
  2. Hipertextualidad: el acceso interactivo a cualquier cosa desde cualquier parte. Es una nueva condición de almacenamiento y entrega de contenidos.
  3. Conectividad: lo potenciado por la tecnología, por ejemplo, internet (Kerckhove, 1999).

Es una realidad virtual con archivos (audio, texto, video) electrónicos y representaciones simbólicas muy exclusivas, por ejemplo, los íconos de emociones, que simplifican la escritura de texto y la descripción de estados de ánimo.

La integración de dispositivos está dando paso a la domótica, que es la gestión informatizada del conjunto de funciones de comunicación doméstica (electrodomésticos, cocina, televisión, video, sonido, etc.), así como el uso de la calefacción y el aire acondicionado. Ya se está viendo que la computadora enciende televisores, activa hornos de microondas, prende luces, activas cámaras a través de internet para vigilar nuestros hogares (o a nuestros hijos) y muchas otras funciones que están haciendo que la vida sea más cómoda y quede tiempo para dedicarlo a la diversión o al descanso.

Para Adrián Nogales Escudero, la domótica es el término que se utiliza para referirse a la solución del futuro respecto de los medios de comunicación y el procesamiento de la información existentes entre todos los sistemas de computadoras conectadas en red, también para referirse a los sistemas electrónicos interconectados por satélites, enlaces de microondas y sin cables, cable eléctrico y fibra óptica (Nogales, 2007). Destaca el autor que la cibersociedad se está creando sobre la base de cinco pilares estructurales e indispensables para su total comprensión: la multimedia, la hipermedia, la realidad virtual, las grandes redes de computadores, las autopistas de la información y, en particular, internet.


Conclusiones

Se podrían citar muchas definiciones y aproximaciones a la noción de identidad e interacción social, pero es un hecho la de cibercultura está en construcción. En realidad, no está claro si la cibercultura es una evolución de la cultura. Si la primera contiene a la segunda o viceversa, o es una nueva forma de categorizar, la suma de conceptos, modos de pensar, actitudes y patrones de comportamientos de los individuos en su entorno social mediado por las TIC y las TI. Lo que sí está claro es que las TI han generado una gran revolución en la manera de acceder, apropiarse y transmitir la información, generando nuevos desarrollos sociales, políticos y económicos, que es lo que el común de la gente podría interpretar como cibercultura.

La cibercultura es el cambio en la cultura generado por la interacción del hombre con la cibernética, transformando así dinámicas de la sociedad. Ella expresa una mutación importante de la esencia de la cultura, en la cual se habría configurado un lenguaje todavía más universal que el alfabeto: el lenguaje digital.

Es posible concluir que en lo general la tecnología hace posible nuestro contacto con el planeta y sus recursos; sin embargo, podemos establecer dos ideas contradictorias: la tecnología nos hace más llevadera la vida, nos libera, nos hace ser más democráticos, incluyentes y responsables, o también, la tecnología nos coloca en el abismo, entre los desiguales, entre ricos y pobres, entre los que acceden a la tecnología y los que carecen de ella.

La cibercultura como cultura del ordenador abre paso a la domótica, esto es, a la tecnología aplicada al hogar, misma que integra automatización, informática y nuevas tecnologías de comunicación; todas ellas dirigidas a mejorar la comodidad, la seguridad y, en definitiva, el bienestar dentro de los hogares y por tanto a la conformación de un nuevo paraíso de identidades e interacciones inciertas.


Bibliografía

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